Eso sí, con independencia del segmento más popular, cabe señalar que en los últimos años han tomado fuerza dos tendencias que, sin duda, van a desempeñar un papel clave en el futuro desarrollo de la industria. Por un lado, son cada vez más lo que se decantan por la comodidad de Internet para realizar compras de este tipo. No en vano, más de una tercera parte de la facturación anual ya procede del comercio electrónico. Por otro lado, en un intento de reducir las elevadas emisiones contaminantes del sector, se ha potenciado el uso más responsable de la moda, lo que se ha visto reflejado en el auge de la conocida como moda sostenible, con la ropa de segunda mano como una de sus mejores bazas. Es más, si bien las marcas de fast fashion continúan mostrando un claro dominio, los vestidos, camisetas y otros artículos usados supusieron cerca del 6% de las ventas totales del mercado en 2022 y se estima que en menos de una década la quinta parte del armario de un individuo medio esté integrado por este tipo de prendas.
Estados Unidos, China y la Unión Europea: los pesos pesados
Estados Unidos ha sido uno de los mayores impulsores de este cambio. A fin de cuentas, fue dentro de sus fronteras donde vieron la luz algunos de los principales referentes de este modelo circular como TheRealReal o ThredUp. Eso no implica, no obstante, que el país de las oportunidades se resista a otros tipos más tradicionales de moda. Todo lo contrario. El interés de su población tanto por prendas de carácter más deportivo, como por marcas de lujo e incluso lencería es uno de los más grandes a nivel mundial. Así lo deja en evidencia el hecho de que sea precisamente la nación en la que la ropa reporta más dinero año tras año, con unos ingresos que en 2022 superaron los 300.000 millones de dólares estadounidenses. Ante este grado de acogida, no llama la atención que se trate además de uno los grandes importadores de ropa del mundo, únicamente por detrás de la Unión Europea. Y es que, pese a contar con multinacionales de renombre, la producción de estas no es es suficiente para cubrir ciertos nichos de mercado, por lo que recurrir al exterior se convierte en la única alternativa para mantener al consumidor contento. Es ahí donde entran en juego tanto China como la ya mencionada Unión Europea, que se han afianzado como las dos áreas de las que proceden la mayor parte de la ropa comercializada en el Planeta. Es más, la suma de sus exportaciones en 2021 se aproximó a los 330.000 millones de dólares; un valor que sobrepasó en más del doble el registrado por el resto de los integrantes del top 10 en conjunto.Las empresas líderes del sector
La importancia de estos territorios se observa también al dirigir la mirada a las empresas que marcan la diferencia dentro de la moda. Al menos desde una perspectiva financiera. Nike es, por mucho, la marca de ropa más valiosa del mundo, ya que es la única que se sitúa por encima del umbral de los 25.000 millones de dólares, quedándose además a más de 50.000 millones de la china Shein, en segundo lugar gracias al crecimiento exponencial experimentado recientemente. La casa con sede en Oregón es asimismo la que obtiene un mayor beneficio económico de media y una de las que cuenta con una capitalización de mercado más elevada, aunque en este terreno ha de ceder el primer puesto a Moët Hennessy Louis Vuitton (LVMH). En concreto, a fecha de mayo de 2023, la multinacional francesa especializada en artículos de lujo tenía un valor en bolsa cercano a los 479.300 millones de dólares, frente a los casi 183.000 millones de Nike. Por su parte, Inditex –el gigante detrás de reconocidos nombres como Zara, Bershka o Pull&Bear que inició como un pequeño emprendimiento en Galicia-, continúa siendo el líder indiscutible en lo que respecta a fast fashion y venta al por menor de ropa y en 2022 volvió a marcar un nuevo récord al facturar un total de 34.500 millones de dólares.En cuanto a transparencia, no obstante, ninguna de las ya mencionadas pasan el corte, demostrando que aún tienen un largo camino a recorrer en lo que respecta a una ejecución ética de sus operaciones. Según un estudio realizado en 2022 que evaluó la cantidad de información que las compañías divulgan sobre sus proveedores, las políticas y prácticas de la cadena de suministro, así como el impacto social y ambiental, son la italiana OVS y las australianas Kmart Australia y Target Australia las que obtuvieron una mejor puntuación al rozar todas ellas el 80%.